lunes, 10 de mayo de 2010

Jam-sessions de 'blues' en Monasterio


Cada jueves, en una pequeña sala de la ciudad de Barcelona se produce una fusión de elementos que crea un ambiente especial, mágico. Se trata de las jam-sessions de blues que organiza la Societat de Blues de Barcelona en la sala Monasterio (Passeig Isabel II, 4) todos los cuartos días de la semana. Consiste en una reunión de amantes de una música minoritaria, como es el blues, formada por músicos y aficionados de diferentes rincones del planeta pero con un sentimiento único, aquella música que tocaban y cantaban los esclavos del sur de Estados Unidos mientras trabajaban en los campos de algodón.

Aunque el guión no cambia cada semana, el resultado de cada noche es muy diferente al anterior. La pasión de los asistentes exaltada por los diferentes músicos que ocupan el escenario a lo largo del espectáculo resulta en noches especiales e irrepetibles. Cada siete días hay una banda encargada de abrir el espectáculo; músicos importantes en el panorama nacional como Larry Smith, Johnny Pérez o Tota Blues Band son algunos de los nombres que frecuentan el pequeño escenario de Monasterio.

Su misión consiste en ofrecer una corta actuación de unos cinco o seis temas para dar paso a la jam-sesssion, calientan el ambiente, ponen a tono a los asistentes para presentar una noche de sentimientos, los que se producen al escuchar blues en vivo. A la izquierda de la banda, sobre una mesa redonda de madera vieja que recuerda a un viejo Saloon, en el pequeño espacio donde se mezclan los músicos que están a punto de salir a escena y aquellos que no se han desquitado de su afición al tabaco y permanecen en el único rincón donde pueden fumar, está la hoja donde todos los músicos asistentes escriben su nombre y el instrumento que dominan, a la espera de ser llamados a salir a escena.

Tras la actuación de la banda de apertura hasta que acaba la jam, se produce un flujo cosmopolita de músicos que intercambian instrumentos, momentos de solos y lucidez individual, con minutos de éxtasis que produce el hecho de estar creando algo que está haciendo feliz por instantes a un número determinado de asistentes, que disfrutan tanto como los artistas de la improvisación de la música de los tres acordes. Un estilo de música que une como ninguno, como oraba el dicho: ¿qué es el blues? Si lo tienes que preguntar es que no lo vas a entender. Una de las mejores maneras de intentar comprenderlo se puede encontrar cada jueves en la sala Monasterio.

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